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Los libros son la llave de la sabiduría pues nos invitan al análisis de nuestras vidas mediante el escrutinio de las vivencias ajenas, la sed de conocimiento nos invade y la lectura nos sacia con su ingenio... Las historias siempre han existido, solo debemos abrir las ventanas de nuestra alma y dejar entrar la luz de su experiencia con la cual se ilumina nuestro camino hacia el conocimiento...

lunes, 2 de abril de 2012

Milagro, la hija de la bruja


Milagro, la hija de la bruja


Eran las seis de la tarde y la penumbra se cernía como un diabólico manto sobre el campo, produciendo que en forma siniestra cobraran vida las sombras de los árboles y del bosqueSeis días de intensos dolores había soportado Doña María la española, esposa de Juan, el hacendado criollo, uno de los hombres más poderosos de Cartago, pero la pena de las últimas seis horas de esta labor superaba por mucho cualquier dolor anterior a ese momento.

El hombre espueleó a su caballo, el cual escopeteado galopaba desbocado como perseguido por seres oriundos del tártaro, la pobre bestia jadeaba de agotamiento más dentro de los planes de su jinete no se encontraba el darle treguaapremiaba llegar a su destino, no había tiempo para miramientos de misericordia con el animal, pues debía responderle, llegar a la choza en donde se suponía que vivía la vieja solitaria resultaba imperioso, la vida de su esposa y su futuro hijo de ello dependía. El hombre a galope tendido volaba por entre los empolvados caminos levantando con el ímpetu de su carrera la hojarasca que una vez arropó a los árboles que ahora lucían desnudos, tétricos con manos huesudas, como queriendo atrapar al jinete en plena huída.

La española necesitaba ayuda con prontitud, de lo contrario en medio de la hemorragia se le iría la vida, la partera una mujer que a pesar de su reconocido empirismo, nunca había visto semejante mar de sangre desbordado, presentía que aquel caso estaba perdido.

¿Morirá mi esposa?preguntó con terror Juan.

Si no traen de una vez a la bruja, morirá sin duda, nada puedo hacer y aunque la criatura quiere nacer, algo no le permite salir y la Señora ya no tiene ánimos para más esfuerzosexplicó la partera

Cuando el hombre detuvo su caballo frente al lugar donde se suponía debía de hallarse la choza de la bruja, solo encontró maleza y la mitad de un antiguo y enorme roble aún erguido muriendo de pie, dicha visión lo dejó desorientado pues se suponía que ahí debía estar la miserable vivienda de la vieja la cual consideraban una poderosa hechicera. Juan desmontó y se quedó contemplando la oscuridad de la noche, ¿estaría acaso perdido?... El ulular de una lechuza lo puso alerta.
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¡Vaya que has tardado hombre, ese jamelgo tuyo corre más lento que una pareja de bueyes enyuntados!le habló la bruja detrás de él.

El hombre quedó estupefacto al observar que de la nada había aparecido la mujer, la cual con la talega en su mano lucía preparada para auxiliarlo en la urgencia, ¿Sería posible que la bruja supiera que su mujer estaba a punto de dar a luz?, y ¿cómo pudo intuir que requerirían de sus artes? Pero decidió no pensar mucho en el asunto, de todos modos se encontraba frente a una bruja y es bien sabido que ellas huelen a las mujeres en cinta, con la misma delicia que se percibe el olor de un horno que cocina a la vez muchos panes

¡Vamos, apresúrate!gritó la bruja, ¡no hay tiempo que perder, tu mujer se está desangrando!

¿Será posible que esa mujer pueda oler desde esta distancia la sangre?

El hombre sentía escalofríos, pero no tenía más remedio, la partera había solicitado la ayuda de la bruja, y eso solo quería decir una cosa, que la intervención de la magia traería su hijo al mundo.

No te preocupesdijo la mujer, una vez que estuvo junto a él sobre las ancas del caballoyo haré que esta bestia vuele como si se tratase de un Grifo, aunque eso le cueste la vida.

Antiguos espíritus que nos rodean por doquier aún sin que podamos verlos, venid a que yo clamo a vosotros en medio de nuestro apremio Comenzó a recitar la mujer, el hombre sintió como si le colocaran la hoja helada de una espada en la espina dorsalNo nos abandonen pues bien saben que me deben favores, levanten los cascos de esta bestia cuadrúpeda sobre las piedras, y confabulen el mundo físico a favor mío concediéndome cuánto les pido

¡Deja de invocar al demonio!gritó el hombre espantado mientras llevaba las riendas.

¡ encárgate de animar a la bestia para que corra, yo me encargo del resto! Existen muchos espíritus mi amigodijo la viejay no todos son demonios como los llamas, existen algunos seres que para cumplir un favor con la sangre del caballo les basta.

El animal relinchó espantado abriendo los ojos muy asustado. De inmediato el camino perdió su forma tornándose en un túnel de colores repleto de imágenes a su alrededor que pasaban a una velocidad asombrosa

La bruja seguía invocando una serie de nombres desconocidos para Juan, quien en contraposición al recital hereje, rezaba un padre nuestro con sus correspondientes Aves Marías.

- ¡Dios te juro que es la primera y la última vez que pido ayuda a una bruja!-

El hombre cerró por unos instantes sus ojos pues las turbias imágenes del túnel le causaban mareos, y al abrirlos se encontró frente a la puerta de su casa, habían recorrido una enorme distancia en unos cuantos minutos, de igual manera sin darse cuenta habían pasado por el portón de su hacienda y ahora estaba frente a su casa desde donde pudo escuchar que su mujer gritaba con terribles dolores de agonía. Ambos desmontaron, y se dirigieron a prisa dentro de la habitación, la mujer se detuvo un instante y se volteó donde yacía la bestia jadeante e hizo con una daga la señal de un círculo en dirección de las manecillas del reloj, el cual en forma simbólica cubriría toda la propiedad.

¡Es toda suya!gritó a la nada, y con un ademán de su mano derecha el animal se desplomó relinchando en forma espantosa mientras era abordado por unas sombras amorfas que en cuestión de segundos lo consumieron hasta los huesos.

¡Pobre creatura!dijo la viejapero lo prometido es deuda, estamos a mano, ahora no se inmiscuyan en cuanto aquí tengo que hacer pues en esta empresa no son bienvenidos, y no me tienten a actuar en su contra, pues de lo contrario los obligaré a que viajen más allá del túnel que los separa entre su mundo y el averno y eso a la mayoría de ustedes no les gustaría

Juan volteó en busca de su animal, pero la bruja le advirtió que no se le ocurriera ir en su auxilio, pues también sería devorado por aquellos seres que les habían ayudado a apurar el paso.

Las sombras desaparecieron de inmediato apenas acabaron con el cuerpo del caballo y la noche retornó a la quietud de su normal penumbra.

La bruja entró en el cuarto de la señora y sacó unos ungüentos de su talega, mezcló unos con otros y lo aplicó en los genitales de Doña María, luego le dio de beber un trago de agua ardiente y la obligó a pujar. Por milagro el sangrado se detuvo en forma instantánea, y la mujer que antes se quejaba desfallecida, recobró las fuerzas ante la asombrada mirada de su esposo y de la partera que había agotado sus recursos.

¡Cómo es posible que esta creatura tenga fuerzas para pujar después de tanto descalabro!exclamó la partera.

Que Dios todo poderoso nos ayude y permita por su intersección llevar a cabo este milagropronunció la bruja extendiendo sus manos formando con ellas y su cuerpo una cruz.

Juan estaba atónito, ¿cómo esta mujer podía invocar a demonios y luego con la misma boca pedirle ayuda a Dios para hacer un milagro? El hombre se persignó muchas veces y deseó estar ebrio para poder enfrentar lo que veía.

Doña María pujó con todas sus fuerzas, su esposo estaba paralizado en una esquina, la partera apretaba los ojos para no ver qué ocurría al mismo tiempo que recitaba constantemente las Aves Marías al compás de cada cuenta del rosario, la bruja tenía los ojos bien abiertos y continuaba clamando a Dios, al mismo tiempo que le ordenaba a la mujer que pujara con todas sus fuerzas.

¡Subyúgate espíritu patético ante Athanatos1!, ¡ordeno que os aparatéis de esta mujer!ordenó la bruja en voz alta - ¡os lo demando como hija de Dios y la Diosa!, ¡per Agla et Tetragammaton!2 Amén.

Juan se tapo el rostro con la palma de sus manos, el espectáculo de ese momento podría haber hecho entrar en un choque a cualquiera, su mujer pujando, la partera llorando atemorizada y rezando a grandes voces, y la bruja recitando un conjuro en donde pedía a Dios y al mismo tiempo mencionaba una serie de nombres de seres que debían ser de origen pagano. Una voz áspera se escuchó proveniente del interior vaginal de Doña María, era como el ronco lamento de un perro herido.

¡Lárgate de este lugar bestia del averno!ordenó la bruja¡esta criatura está ofrendada a Dios y la Diosa, y bien saben que no hay nada que puedas hacer al respecto!

El llanto del bebé se escuchó y con éste el caótico delirio previo al parto cesó de inmediato. La bruja se secó el sudor de la frente con la punta de su reboso negro.

Juan se acercó entusiasmado - ¡mi hijo!exclamó.

Es una niña - dijo la bruja - se llamará Milagro porque de no haber estado yo aquí hubiera nacido muerta.

Doña María abrazó unos instantes a su bebé, luego la partera acudió a limpiar a la nueva integrante de la familia burguesa, Juan acarició el rostro de su esposa la cual lucía agotada¡Te doy mil gracias bruja!dijo volviéndose mientras aún sostenía la mano de su esposa. Pero todos quedaron atónitos al percatarse que la bruja se había esfumado y la partera que cargaba a la recién nacida, cayó desmayada al ver que repentinamente la bebé había desaparecido de sus propias manos

Una voz resonó como un susurro dentro de la habitación:

Milagro estará bien, pero ahora ella es mi hija, no perdáis tiempo buscándome en donde suponen que está mi casa, pues de todos modos allí nunca he vivido.

Cincuenta años después Doña María aún narraba a sus nietos la conocida historia de cómo una bruja le había salvado la vida a su primogénita para luego secuestrarla.

- ¡Por eso a los chiquitos apenas nacen hay que bautizarlos! - afirmaba la abuela, de lo contrario se los pueden robar las brujas, especialmente si son mujercitas, esas son sus preferidas.