Recientemente me han preguntado a través de mensajes de correo electrónico, cuál es el fin de la existencia humana?, o por qué estamos aquí?, o cuál es la clave del éxito?
Al respecto estoy completamente seguro que existen muchas otras personas más calificadas que podrían responder mejor a esas preguntas, sin embargo entiendo que estas interrogantes tienen distintas respuestas y considero que todas las posibles respuestas convergen en una idea en común, la felicidad, al analizar distintas religiones, filosofías y credos, puedo ver que en su mayoría coinciden en que estamos en este mundo para ser felices, lo interesante es que esta afirmación plantea un mayor dilema: cómo ser felices? esto conlleva nuevamente a cientos de incógnitas, trivias con lo cual se incrementa el baúl mental de las dudas, estas nuevas dudas me traen a la memoria una experiencia en una clase y cómo un alumno me abordó con una serie de preguntas de las cuáles no poseía las respuestas, a continuación les narro lo ocurrido:
Profesor, usted que nos habla de motivación dígame cuál es el fin de la vida?
-La felicidad -respondí.
-Y dónde está la felicidad? - me preguntaron en conjunto.
La situación se tornaba complicada, en realidad no esperé que unos chicos de 16 y 17 años formularan tales preguntas.
Guardé silencio y los alumnos me observaban... recordé entonces un discurso del Dalai Lama por lo cual respondí usando las mismas palabras:
"El arte de la felicidad yace en nuestro interior, buscar respuestas afuera es reuír la realidad y caer en la complacencia", en otras palabras - comenté - nadie ni nada puede convertirte en un ser feliz si no miras dentro de tí pues allí se ecuentran las respuestas.
- Quiere decir que no debo complacer a los demás con lo todo lo que hago? - preguntó el chico.
- Exacto - respondí - Debes actuar en función de ser feliz sin caer en la ciega complacencia ni la completa autocomplaciencia, pues placer y felicidad no son sinónimos, quien en realidad busca ser feliz ahonda en el arte del bien para sí mismo sin dañar a los demás, ya que no hay verdadera felicidad en perjudicar al prójimo, si se produce un mal a alguien puede haber un placer bizarro en ese hecho lo cual no es sinónimo de felicidad, así mismo la persona que se embriaga o se droga simplemente se complace pero a la postre la repitición de esa conducta únicamente le va a producir daño por lo cual en ello tampoco yace la felicidad.
La clase pareció meditar respecto a lo explicado...
Esta situación puede ayudar se se considera las enseñanzas de la misma, espero haber aportado algo en la búsqueda de ese algo que todos buscamos, la felicidad como respuesta los problemas existenciales y al por qué debemos seguir adelante con nuestras vidas.
